jueves, 9 de julio de 2009

Mi último recurso.


Por primera y rara vez mi último recurso no me funcionó. Nunca me había pasado. Siempre, siempre la música podía más que cualquiera de las cosas que se atreviera a asomarse por mi mente. Por si acaso, me acomodé por última vez los cascos y le di el play otra vez. Cerré los ojos, intenté sumergirme en la letra de la canción. En su rima. En sus versos. En sus notas… pero nada. No conseguía de forma alguna alejarme de aquel pegajoso pensamiento que tenía más que aborrecido.

1 comentario:

  1. Este tipo de sensaciones son una verdadera mierda - espero que pueda decirse "verdadera mierda" en este blog-. Yo utilizo el mar, preferentemente en otoño. Y casi siempre funciona, es un ansiolítico excelente, pero cuando falla...mala cosa.

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