miércoles, 30 de diciembre de 2009

Salgo, dando un portazo. Cae un cuadro. La fuerza de la gravedad. Cae una lágrima. Y no completamente por culpa de la gravedad. Luego me pregunto si soy acaso algo más feliz que el día en que crucé esa misma puerta en sentido contrario.

lunes, 28 de diciembre de 2009

domingo, 27 de diciembre de 2009


Tengo pánico a los baches, a los altibajos. A las crisis. Les temo a la soledad y a las matemáticas de la vida. Tengo miedo a los horarios, a la vida estructurada y planificada. Una embriagadora rutina o un monótono día a día. Temo al chocolate negro pero no soy ni mucho menos racista. Temo a quien se esconde bajo su paraguas pero no a la lluvia. Le tengo miedo al abrupto mar pero no a la costa. Tengo miedo a las profundidades de cualquier superficie. Tengo miedo a lo desconocido, pero me despierta curiosidad. Una bochornosa mezcla de sensaciones, en realidad, lo supera todo. Tengo pánico a las distancias, y aún más a las despedidas. Temo las discusiones, las rupturas. Las heridas mal curadas y la falta de remedios. Soy precavida y prudente hasta la exageración, y me asusta lo que eso me consume. Siempre tengo un segundo plan, una excusa, una carta escondida. Me da miedo nuestra generación y su futuro. Tengo miedo de no ser feliz. De ser una mas del montón. De no llegar a lo que aspiro, aunque eso a menudo lo olvide. Me asusta el poder de las palabras, pues descubrí que también pueden ser puñales. Temo lo sospechoso, los secretos. Pero amo los susurros, las confesiones al oído, las complicidades y los guiños. No temo las lagrimas, pero si los sollozos. Te temo. Temo tu fugacidad y a la vez tu espera. Temo tu pensamiento, tus planes, tus jugadas. Porque me superas tanto que no llegas a comprenderme. Incluso tanto que me comprendes demasiado. Adoro tu sencillez pero me asusta tu complejidad. Me asusta el paso del tiempo, el desaprovechamiento de este. Temo las letras pero las amo. Temo las artes pero me fascinan. Le temo a Bécquer por sus rimas, aunque esté físicamente muerto. Les tengo miedo a los genios, a los que poseen un don. Pero los envidio. Me asusta el no poder comprenderles. Temo las dobles direcciones, pero me gustan por partida doble. Temo los recuerdos, pero formo parte de ellos. Tengo miedo de las falsas apariencias, pero soy una de ellas. No me asusta la muerte, pero si el día en que deje de lado mis miedos.
(PD: un gran amic ha desensorrat aquet text que practicament estaba oblidat. Gràcies.)

sábado, 26 de diciembre de 2009

Wish you Were Here de Pink Floyd a toda ostia en la habitación. Ganas de hacer fotos aunque llueva, ganas de un café con carameeeelo en el centro. Ganas de frio en la playa, ganas de música en la calle. Ganas de desafiar a las lucecitas de navidad, decirles que no necesitamos de ellas para colorear la ciudad. Ganas de una navidad saboreada. Que sea nuestra, y no de El Corte Inglés....
Miercoles 23 de Diciembre del 2009, 2:37h

Un miercoles durmiendo sin despertador. Tostadas con nocilla. Un paseo hablando de señoras que..., un café con un poeta. Unas birras con ellas, olor a cigarro y grandes proyectos que se escriben en papel de servilleta.

viernes, 25 de diciembre de 2009


Poseída por un falso espíritu navideño, deambule una vez mas entre mis pensamientos. Estos, por ser originales irónicamente, pasaron a ser recuerdos. Y al poco rato la nostalgia decidió visitarme. No quería dejarla pasar, pero insistió dulcemente en el rellano de la escalera. “Que mas da, hoy es navidad”. Me puse a charlar con ella. Tomamos un café tan amargo como dulce. Demasiado fuerte, quizá. Supongo que las apariencias engañan, pues sorprendentemente el rato que pasamos fue agradable. Le invité a la cena en familia que celebrábamos aquella misma noche. Cenamos pavo relleno de recuerdos. Todos juntos nos emborrachamos de felicidad y consumimos risas a mansalva. El mejor turrón de entre todos los que tajo mi tío fue el del cariño. Un tanto empalagoso al principio, pero el mejor de todos al fin y al cabo. Regalé abrazos y sonrisas. Si no hubiera sido mi familia me hubiera pasado la noche regalando personalidad. Pero con la familia, ya se sabe. Aparentemente todos sabemos escoger. Más entrada la noche las chicas dejamos los tacones en un rincón de la sala y ellos se sacaron el sombrero. Merecidamente, por supuesto. Bailamos el vals de la amistad y el amor. Los niños presentes, con su inmadura, propia y carente de importancia envidia de papel, quisieron bailar el súper tema del verano, en pleno Diciembre casi Enero en el que estábamos. Pues claro que si, así lo hicimos. Ya puestos, nos felicitamos el cumpleaños que aún tardaría en llegar. Brindamos divertidamente por nuestras futuras bodas y desayunamos gofres a las tres de la madrugada. Entre tanto, mi acompañante nostalgia se había esfumado sin yo darme cuenta, camuflándose entre el humo del cigarro de la impaciencia que ella misma se estaba fumando la ultima vez que la vi y que, como todo en la vida, acabó consumiéndose dejando unas tristes cenizas como rastro de su paso y un humo que aún se ríe sin piedad alguna del cambio climático. Quien lo iba a decir, incluso la consumista navidad fue creada para poder ser feliz.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cuando crees que lo tienes todo pero sabes que no te sobra nada. Cuando piensas en lo que no hiciste, en lo que olvidaste, en lo que olvidaste de olvidar. Y ahora intentas hacer trampas o incluso engañarte para no sentirte mal, no sentirte peor por aquello que un día desaprovechaste. Cuando aún no te preocupaba el reloj que hoy con su aguja te pincha para hacerte un análisis de tiempo. Piensas en lo que te dio miedo. Pero ahora asustan mas cosas. Cuando el tiempo aún no valía oro. Y ahora te das cuenta de que cada día eres un poco mas pobre. Cuando adviertes que aunque todas las noches salga la luna, no todas las lunas son llenas. Y te das cuenta de que incluso ella no siempre lo consigue todo. Darte cuenta de en realidad estar lleno no es tan fácil. Y ganas de explotar. Ganas de ser. De estar vivo. De rebosar. Ganas de sentirte bien, de estar como en casa mientras paseas por este extraño y desconocido mundo. Mientras pintas con tus huellas las calles de esta utopía artificial, de esta obra de arte que jamás tendrá exito. De este paraíso improvisado, de este decorado de cartón. Subido a un escenario mientras el mundo gira.