lunes, 9 de enero de 2012

Ceguera y reflejo de noviembre

en esos azulejos

que se empañan de verdades.

Tus pupilas desgastadas

recorriendo puertas

pasadizos y ventanas

donde encerrarnos

buscando la libertad.

Quiero ser.


Sombra de esos pies

que buscan respuestas

y encuentran preguntas.

Las noches en las que morderte.

Astronauta que recorre la luna,

preguntándose

dónde debe estar el cielo.

Estrella con vértigo

anhelando conocer

algo más que esa oscuridad.

Quiero ser.


Aquel juego de niños

con las normas aún por hacer.

Soñadora empedernida,

tu otra mano izquierda,

copiloto en un paseo

buscando nuevas direcciones.

Atajo.

Salida de emergencia.

Válvula de escape.

Quiero ser.


Forastera infame,

sin mapa,

perdida en tu piel.

La brújula sin norte.

La página en blanco.

La anónima del tren.

Sentada enfrente de ti

para que cierres los ojos

y me leas en braille.

Quiero ser.


La entrecortada luz

de las persianas que envidio;

acariciándote en silencio

mientras te desperezas.

Uno de esos trenes

que iban hacia el norte,

junto a otros locos

con los bolsillos llenos

de cosas por hacer.

Quiero ser.


Parte de ese inventario.

Como ellos,

preguntándose quién son.

Tanteando el avismo

que divide el soñar con el perder.

El viento que nos desdibuja.

Maniobras de escapismo.

Huellas.

Esa esquina, ese cruce

donde todo empieza.

Valiente

quiero ser.