miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuando algo duele. Cuando alguien te hiere. Cuando te arrepientes. Cuando aún hay rencor. Cuando no te atreves. Cuando no olvidaste. Cuando te olvidaste de olvidar. Cuando las heridas no se cerraron del todo. Cuando no te entienden. Cuando todo está oscuro. Cuando tienes miedo.
Mentiras con retraso. Verdades destapadas, como flechas que no duelen. Porque las heridas están cerradas y las cicatrices ya son fuertes.
Porque eran solo eso, palabras.
No me sobra tanto tiempo como para perderlo mirando atrás.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Acostumbrada a relucir vida y arte, ahora de aquella calle solo quedaba un esqueleto sin piel y sin vida, sin aquello que un día la caracterizó y la hizo diferente de demás calles, que ahora envejecían solas, olvidadas y huérfanas en aquella Barcelona tan egoísta y caprichosa que lloraba sin cesar.

domingo, 1 de noviembre de 2009


No te pedí que aparecieras. No te pedí que te presentaras. No te pedí que me sonrieras, ni que me miraras. No te pedí que me hicieras pensar en ti. Ni que más tarde me hicieras sonrojarme. Ni siquiera te pedí que me besaras lentamente. Tampoco que me hicieras echarte de menos.
No te pedí esas noches de verano ni el sol en las mañanas de invierno. No te pedí que te perdieras conmigo en el azul del mar, ni aquellas tardes bañándonos en café y endulzándonos las vidas entre los colores y los sonidos de unas ramblas a media tarde. Tampoco te pedí sonrisas ni risas entre guerras de almohadas. Ni siquiera viajes, ni trasnochar en casas ajenas. No pedí que soltaras tus te quiero rompiendo cada uno de nuestros silencios después de discutir. No te pedí las caricias, ni los susurros, ni las dobles direcciones de las palabras. Ni mucho menos te pedí mentiras, ni escondites, ni miradas falsas. Palabras vagas, laberintos sin salida. No te pedí que me engañaras ni que me rehuyeras. Tampoco te pedí ni te exigí una explicación por ello, ni te pedí que me hicieras llorar. Ni siquiera te pedí que te hicieras quererte, que te hicieras amar. Así que, si ahora te pido que te vayas, deberías hacerme un poco de caso. Porque es la única cosa que te he pedido y te voy a pedir en toda mi vida.