martes, 23 de febrero de 2010

martes, 2 de febrero de 2010

Lo malo son los recuerdos. El morder manzanas por ya no tener tus labios. Lo feo es la tristeza, las lagrimas calladas. Lo caro es el vendaje para esas heridas, que no venden en farmacias. Lo duro es el drogarte con fragmentos del pasado. Lo difícil es verte, de golpe, en el perfume de otro en el metro. Lo raro es sentirte cerca estando lejos. Y lo triste, lo más triste, es reconocer que un día fue todo lo contrario

lunes, 1 de febrero de 2010


Una anónima en este mundo aún más loco que ella. Que antes de marcharse para siempre, vuelve a mirar atrás. Por miedo a descuidarse algo. Por miedo de no volver a ver jamás aquello que acaba de ver, o porque sabe que eso, sea lo que sea, nunca se repetirá en el mismo momento, sitio o de la misma forma en que acaba de suceder. Por miedo de no tener una imagen, un olor o un sonido que recordar. Para tener siempre recuerdos en la despensa. Y que no se agoten. Y que no caduquen. Para poder sonreír también después, aunque no sea de la misma forma. Pero sonreír, al fin y al cabo.

...
Una anònima en aquest món més boig que ella. Que abans de marxar per sempre, torna a mirar enrere. Per por a descuidar-se quelcom. Per por de no tornar a veure mai més allò que acaba de veure, o perquè sap que allò, sigui el que sigui, mai es repetira en el mateix moment, lloc o de la mateixa forma en que acaba de succeir. Per por de no tenir una imatge, una olor o un só que recordar. Per tenir sempre records al rebost. I que no s'esgotin. I que no caduquin. Per poder somriure també després, encara que no sigui de la mateixa forma. Peró somriure, si més no.

martes, 19 de enero de 2010

Recordo alguns anònims, animes i rostres amagats sota els paraigües, caminant amb un rumb tan sols aparent. Recordo una pluja freda, un cel amb el cor trencat. Recordo aclucar els ulls per inèrcia, anhelant veure-hi millor entre aquella trista gama de grisos d’aquarel.la. Recordo, doncs, entreveure al final del carreró el perfil d'una esperança perduda temps enrere, maltractada, arrupida i avergonyida. Abandonada, camuflada entre la semi obscuritat d'aquell carreró tant perdut com ella. Recordo que el carrer era vell, que la seva corrent d'aire respirava fort i els seus claveguerams tossien. Les teulades també ploraven. Recordo uns bassals tant arrebotits que encara avui m'esquitxen els records a fracassar en l’intent d’esquivar-los...

jueves, 7 de enero de 2010

Pobre aquél que miente, aquél que cree en la suerte. Rico aquél que ríe, aquél que llora, aquél que se come la miel del presente.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Salgo, dando un portazo. Cae un cuadro. La fuerza de la gravedad. Cae una lágrima. Y no completamente por culpa de la gravedad. Luego me pregunto si soy acaso algo más feliz que el día en que crucé esa misma puerta en sentido contrario.

lunes, 28 de diciembre de 2009

domingo, 27 de diciembre de 2009


Tengo pánico a los baches, a los altibajos. A las crisis. Les temo a la soledad y a las matemáticas de la vida. Tengo miedo a los horarios, a la vida estructurada y planificada. Una embriagadora rutina o un monótono día a día. Temo al chocolate negro pero no soy ni mucho menos racista. Temo a quien se esconde bajo su paraguas pero no a la lluvia. Le tengo miedo al abrupto mar pero no a la costa. Tengo miedo a las profundidades de cualquier superficie. Tengo miedo a lo desconocido, pero me despierta curiosidad. Una bochornosa mezcla de sensaciones, en realidad, lo supera todo. Tengo pánico a las distancias, y aún más a las despedidas. Temo las discusiones, las rupturas. Las heridas mal curadas y la falta de remedios. Soy precavida y prudente hasta la exageración, y me asusta lo que eso me consume. Siempre tengo un segundo plan, una excusa, una carta escondida. Me da miedo nuestra generación y su futuro. Tengo miedo de no ser feliz. De ser una mas del montón. De no llegar a lo que aspiro, aunque eso a menudo lo olvide. Me asusta el poder de las palabras, pues descubrí que también pueden ser puñales. Temo lo sospechoso, los secretos. Pero amo los susurros, las confesiones al oído, las complicidades y los guiños. No temo las lagrimas, pero si los sollozos. Te temo. Temo tu fugacidad y a la vez tu espera. Temo tu pensamiento, tus planes, tus jugadas. Porque me superas tanto que no llegas a comprenderme. Incluso tanto que me comprendes demasiado. Adoro tu sencillez pero me asusta tu complejidad. Me asusta el paso del tiempo, el desaprovechamiento de este. Temo las letras pero las amo. Temo las artes pero me fascinan. Le temo a Bécquer por sus rimas, aunque esté físicamente muerto. Les tengo miedo a los genios, a los que poseen un don. Pero los envidio. Me asusta el no poder comprenderles. Temo las dobles direcciones, pero me gustan por partida doble. Temo los recuerdos, pero formo parte de ellos. Tengo miedo de las falsas apariencias, pero soy una de ellas. No me asusta la muerte, pero si el día en que deje de lado mis miedos.
(PD: un gran amic ha desensorrat aquet text que practicament estaba oblidat. Gràcies.)

sábado, 26 de diciembre de 2009

Wish you Were Here de Pink Floyd a toda ostia en la habitación. Ganas de hacer fotos aunque llueva, ganas de un café con carameeeelo en el centro. Ganas de frio en la playa, ganas de música en la calle. Ganas de desafiar a las lucecitas de navidad, decirles que no necesitamos de ellas para colorear la ciudad. Ganas de una navidad saboreada. Que sea nuestra, y no de El Corte Inglés....
Miercoles 23 de Diciembre del 2009, 2:37h

Un miercoles durmiendo sin despertador. Tostadas con nocilla. Un paseo hablando de señoras que..., un café con un poeta. Unas birras con ellas, olor a cigarro y grandes proyectos que se escriben en papel de servilleta.

viernes, 25 de diciembre de 2009


Poseída por un falso espíritu navideño, deambule una vez mas entre mis pensamientos. Estos, por ser originales irónicamente, pasaron a ser recuerdos. Y al poco rato la nostalgia decidió visitarme. No quería dejarla pasar, pero insistió dulcemente en el rellano de la escalera. “Que mas da, hoy es navidad”. Me puse a charlar con ella. Tomamos un café tan amargo como dulce. Demasiado fuerte, quizá. Supongo que las apariencias engañan, pues sorprendentemente el rato que pasamos fue agradable. Le invité a la cena en familia que celebrábamos aquella misma noche. Cenamos pavo relleno de recuerdos. Todos juntos nos emborrachamos de felicidad y consumimos risas a mansalva. El mejor turrón de entre todos los que tajo mi tío fue el del cariño. Un tanto empalagoso al principio, pero el mejor de todos al fin y al cabo. Regalé abrazos y sonrisas. Si no hubiera sido mi familia me hubiera pasado la noche regalando personalidad. Pero con la familia, ya se sabe. Aparentemente todos sabemos escoger. Más entrada la noche las chicas dejamos los tacones en un rincón de la sala y ellos se sacaron el sombrero. Merecidamente, por supuesto. Bailamos el vals de la amistad y el amor. Los niños presentes, con su inmadura, propia y carente de importancia envidia de papel, quisieron bailar el súper tema del verano, en pleno Diciembre casi Enero en el que estábamos. Pues claro que si, así lo hicimos. Ya puestos, nos felicitamos el cumpleaños que aún tardaría en llegar. Brindamos divertidamente por nuestras futuras bodas y desayunamos gofres a las tres de la madrugada. Entre tanto, mi acompañante nostalgia se había esfumado sin yo darme cuenta, camuflándose entre el humo del cigarro de la impaciencia que ella misma se estaba fumando la ultima vez que la vi y que, como todo en la vida, acabó consumiéndose dejando unas tristes cenizas como rastro de su paso y un humo que aún se ríe sin piedad alguna del cambio climático. Quien lo iba a decir, incluso la consumista navidad fue creada para poder ser feliz.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cuando crees que lo tienes todo pero sabes que no te sobra nada. Cuando piensas en lo que no hiciste, en lo que olvidaste, en lo que olvidaste de olvidar. Y ahora intentas hacer trampas o incluso engañarte para no sentirte mal, no sentirte peor por aquello que un día desaprovechaste. Cuando aún no te preocupaba el reloj que hoy con su aguja te pincha para hacerte un análisis de tiempo. Piensas en lo que te dio miedo. Pero ahora asustan mas cosas. Cuando el tiempo aún no valía oro. Y ahora te das cuenta de que cada día eres un poco mas pobre. Cuando adviertes que aunque todas las noches salga la luna, no todas las lunas son llenas. Y te das cuenta de que incluso ella no siempre lo consigue todo. Darte cuenta de en realidad estar lleno no es tan fácil. Y ganas de explotar. Ganas de ser. De estar vivo. De rebosar. Ganas de sentirte bien, de estar como en casa mientras paseas por este extraño y desconocido mundo. Mientras pintas con tus huellas las calles de esta utopía artificial, de esta obra de arte que jamás tendrá exito. De este paraíso improvisado, de este decorado de cartón. Subido a un escenario mientras el mundo gira.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuando algo duele. Cuando alguien te hiere. Cuando te arrepientes. Cuando aún hay rencor. Cuando no te atreves. Cuando no olvidaste. Cuando te olvidaste de olvidar. Cuando las heridas no se cerraron del todo. Cuando no te entienden. Cuando todo está oscuro. Cuando tienes miedo.
Mentiras con retraso. Verdades destapadas, como flechas que no duelen. Porque las heridas están cerradas y las cicatrices ya son fuertes.
Porque eran solo eso, palabras.
No me sobra tanto tiempo como para perderlo mirando atrás.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Acostumbrada a relucir vida y arte, ahora de aquella calle solo quedaba un esqueleto sin piel y sin vida, sin aquello que un día la caracterizó y la hizo diferente de demás calles, que ahora envejecían solas, olvidadas y huérfanas en aquella Barcelona tan egoísta y caprichosa que lloraba sin cesar.

domingo, 1 de noviembre de 2009


No te pedí que aparecieras. No te pedí que te presentaras. No te pedí que me sonrieras, ni que me miraras. No te pedí que me hicieras pensar en ti. Ni que más tarde me hicieras sonrojarme. Ni siquiera te pedí que me besaras lentamente. Tampoco que me hicieras echarte de menos.
No te pedí esas noches de verano ni el sol en las mañanas de invierno. No te pedí que te perdieras conmigo en el azul del mar, ni aquellas tardes bañándonos en café y endulzándonos las vidas entre los colores y los sonidos de unas ramblas a media tarde. Tampoco te pedí sonrisas ni risas entre guerras de almohadas. Ni siquiera viajes, ni trasnochar en casas ajenas. No pedí que soltaras tus te quiero rompiendo cada uno de nuestros silencios después de discutir. No te pedí las caricias, ni los susurros, ni las dobles direcciones de las palabras. Ni mucho menos te pedí mentiras, ni escondites, ni miradas falsas. Palabras vagas, laberintos sin salida. No te pedí que me engañaras ni que me rehuyeras. Tampoco te pedí ni te exigí una explicación por ello, ni te pedí que me hicieras llorar. Ni siquiera te pedí que te hicieras quererte, que te hicieras amar. Así que, si ahora te pido que te vayas, deberías hacerme un poco de caso. Porque es la única cosa que te he pedido y te voy a pedir en toda mi vida.

viernes, 30 de octubre de 2009

El repetitivo ritmo de sus pasos hipnotizaba. Unas ramblas solitarias, un cielo con el sol roncando, unas estrellas que como putas guiñaban el ojo intentando seducirla. Era martes, y las nubes se estaban pegando su lloriqueada nocturna, habitual en aquellos días de otoño. Ni ella misma sabía que hacía por allí a esas horas, tan tarde y tan pronto a la vez. Algo no encajaba, y eso la hacia estremecerse un tanto. Olvidó por completo el cigarrillo, que iba consumiéndose ignorando el mundo; ignorándola a ella; ignorando su extraño miedo. Sus pasos se aventuraban cada vez más apresuradamente ramblas abajo, con un Colón cada vez más cercano. Olía a lluvia y a humedad. A Barcelona mojada. A la ciudad durmiendo. A humo, a alquitrán, a sucio. Olía a maldad, a falsedad, a mentiras y prepotencia. De repente una oleada de frío la invade, recorriéndole todo el cuerpo como un interminable escalofrío. Frío, seguido de miedo. Y más tarde de pánico. Pánico en aquella calle tan sola y huérfana. En esa Barcelona con una triste melodía de fondo. Suena una canción que habla de soledad, mientras ella acompaña con sus pasos esas notas desafinadas, calle abajo. Con aquella delicadeza y a la vez frialdad de aquellos que no temen su pasado porque no les pertenece. Porque no lo vivieron. Porque se limitaron a quedarse observando cómo pasaba de largo. Y ahora les da miedo mirar atrás. Si es que hay algo atrás… Y ella, sin rumbo fijo, haciéndose preguntas. Encontrando una nueva pregunta en cada respuesta. Sin siquiera una meta. Ausente, distante y fría. Desconociendo incluso el rumbo de sus propios pasos.

jueves, 22 de octubre de 2009

No pienso irme de aquí sin conocer el amor. Sin conocer el dolor. Sin serlo todo para alguien, y que ese alguien lo sea todo para mi. No pienso desaparezer sin saborear la felicidad. Ni desvanecerme sin cojerle de la mano y valorar su calor. Sufrir el dolor, apreciar una flor. De la lluvia aprender que los días soleados no lo son todo. Del mar escuchar como nace, pero también cómo muere para nacer de nuevo. Del silencio crecer con su melodía. Crecer para creer, para saber, para desconocer. Para conocer que desconozco y re-conocer aquello que ya sé. No pienso irme sin sembrar, sin inculcar, sin observar.
Créate una filosofía propia, una religión, un modo de vida. Justifica aquello en lo que crees, habla de lo que sabes, calla de lo que no deberías saber. Confía, y haz que confíen. Hazte querer y créate un sitio. Destápate, sé original. Destaca y aprovéchalo. Pero corre, espabila. Que el tiempo es oro, y aqui, por desgracia, no todos somos ricos.