Perdona, lo sé, te debo una disculpa.
Olvidé aquello,
de que mis latidos
son contaminación sonora
para tus oídos.
Quiero creer,
que por eso
ahora no oyes
(o no escuchas)
mis gritos.
Que en la realidad paralela,
donde habita lo invisible a los ojos,
desgarran,
sin dejar huella ni eco,
el silencio de una noche
que no tiene ni puta gracia
sin ti.
Esto está mejor!
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