martes, 3 de agosto de 2010

Tren de media distancia.


Me gustan los largos viajes en tren. En ellos pensar es fácil. Inevitable quizá. Hemos perdido el autobús y hemos esperado tres horas para estar sentados en este vagón que nos lleva de vuelta a casa. Pero me gusta. Me siento bien porque hemos tomado un par de cafés, hemos fumado el mismo tabaco, del mismo modo en que hemos crecido pisando el mismo parquet, y hemos hablado del gran tesoro que compartimos; nuestra forma de ver la vida.
Y ahora, yo escribo estas líneas tras el billete de autobús con el que vinimos mientras mi hermano lee un libro sentado enfrente de mí. Pasamos pueblo por pueblo y segundo a segundo por esta vida que ambos sabemos cómo vivir.
Y aún estando refugiados de una lluvia que cae furiosa a centímetros, teniendo horas por delante hasta llegar a casa, sentados en un tren que exagera con el aire acondicionado y que va con retraso, ambos sabemos que tenemos suerte. Y que, aún así, sin duda vamos a disfrutar del trayecto en este tren de media distancia mientras observamos por la ventana cómo por cada kilómetro de mas, el sol ilumina un poco menos. Sabiendo que el verdadero viaje que vamos a disfrutar será el de la larga distancia que aún por delante nos queda.

Tren con destino Barcelona,
2 de agosto de 2010.

2 comentarios:

  1. Correcto, pero Nadie sabe como vivir esta vida.

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  2. Comparto la afición por los viajes largos en tren. Y me gusta ir en autobús, pero sólo urbano.
    Saludos muy cordiales desde BCN.

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